jueves, 9 de noviembre de 2006

Abuso de Sustancias, grave peligro de la salud y las economías





Cerebro y Abuso de sustancias
El Cerebro

El cerebro humano es un órgano increíble. Su complejidad es mucho mayor que la de cualquier ordenador.

El cerebro regula las funciones normales del organismo, como respirar, dormir y la frecuencia cardíaca, y nos permite ver, oír, oler, gustar y tocar. Son también resultado de la actividad cerebral nuestros pensamientos, recuerdos, sentimientos y los movimientos. El cerebro permite que podamos concentrarnos, planificar, recordar, comunicarnos y relacionarnos con otras personas. Otras funciones en las que también participa el cerebro son nuestras emociones y personalidad.

El cerebro y la médula espinal conforman el sistema nervioso central.



Sistema cerebral de recompensa

Aunque el control del comportamiento es función de la totalidad del sistema nervioso central, los sentimientos de placer o de castigo se llevan a cabo principalmente en regiones basales del cerebro, que en su conjunto se denominan sistema límbico.

El sistema cerebral de recompensa forma parte del sistema límbico y está compuesto fundamentalmente por el núcleo accumbens y el hipotálamo.


Todas las drogas, legalizadas o no, actúan a través de modificaciones en la neurotransmisión cerebral y ocasionan cambios estructurales en el sistema nervioso central.

Datos actuales sugieren que la capacidad de una droga de convertirse en sustancia de abuso depende de su capacidad para producir desde el inicio una activación del sistema cerebral de recompensa, fundamentalmente aumentando la actividad dopaminérgica en el núcleo accumbens.



Bioquímica cerebral

El cerebro está compuesto literalmente por miles de millones de células nerviosas. La transmisión de la información entre las células nerviosas se efectúa mediante la liberación de sustancias químicas fundamentales conocidas como neurotransmisores.

El sistema funciona de este modo.


Cuando la información alcanza el extremo de una célula nerviosa, la célula libera los neurotransmisores químicos que transportan la información de una célula nerviosa a la siguiente. De ese modo la información viaja a través de todo el sistema nervioso.

Muchos son los neurotransmisores que participan en el sistema cerebral de recompensa, entre ellos los sistemas opioide, dopaminérgico, serotoninérgico, gabaérgico y glutamatérgico.



Abuso de alcohol

El abuso de alcohol es una enfermedad crónica que se caracteriza por una alteración de la capacidad para controlar el consumo de bebidas alcohólicas. Además de los trastornos generados por el efecto tóxico del alcohol, esta enfermedad causa o agrava otros problemas médicos, psiquiátricos y adictivos.

El hígado es el encargado de metabolizar la mayor parte del alcohol. La asociación entre el consumo de bebidas alcohólicas y el desarrollo de enfermedad hepática se conoce desde la antigüedad, pero ahora se sabe que el efecto tóxico del alcohol es el responsable de la lesión del hígado. Los pacientes con abuso de alcohol pueden desarrollar todo un abanico de lesiones en el hígado, como esteatosis (depósito de grasa en las células), hepatitis (inflamación), cirrosis (muerte y cicatrización de las células del hígado) y cáncer.

Otros trastornos frecuentes en estos pacientes son gastritis, hipertensión, neuropatía periférica, miocardiopatía, pancreatitis, miopatía, enfermedades relacionadas con trastornos nutritivos (polineuropatía, degeneración cerebelosa, síndrome de Wernike-Korsakov), alteraciones hematológicas y cáncer.



El tratamiento

El tratamiento de la dependencia alcohólica debe ser un tratamiento integral e individualizado.
El objetivo del tratamiento del abuso de alcohol es facilitar la adquisición de la abstinencia y su mantenimiento y se divide en las siguientes fases:

Desintoxicación: supresión brusca y programada del consumo de alcohol.

Deshabituación: tratamiento para que el paciente no vuelva a consumir alcohol.

Prevención de las recaídas

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