Ética y medicina
La ética médica está siendo objeto de gran atención en la comunidad científica y profesional durante las últimas décadas. Goza de aceptación general la idea de que la sola técnica se muestra insuficiente para dar respuestas satisfactorias a las necesidades de salud de las personas. La sociedad contempla con preocupación los riesgos del abuso científico que en la medicina ha mostrado su rostro más amargo en la segunda mitad del siglo XX, y no le falta razón si traemos a la memoria algunos acontecimientos como el desgraciado comportamiento de los médicos nazis, el uso de la psiquiatría que se hizo en el régimen soviético, o el lamentable ensayo clínico de Alabama para el estudio de la evolución natural de la sífilis, conocido en Estados Unidos en 1972, en el que unos enfermos no recibían información y tampoco el tratamiento eficaz disponible. La cualificación moral del médico es, sin ningun género de duda, un requisito para su auténtica competencia profesional.
Tal como dijera Sócrates, la ética es en el fondo la pregunta acerca de cómo debo comportarme. Pero no es necesario ser un pensador ilustrado para hacerse este planteamiento vital sobre la búsqueda del bien. Se trata de un interrogante que toda persona se formula intuitivamente y a diario desde el momento en que empieza a hacer uso de la razón. La ética filosófica da un paso más allá preguntándose además sobre el porqué debemos comportarnos de esta u otra manera. Este porqué es importante y constituye el ingrediente propio de una ciencia, en este caso humanística, que tiene como objeto de estudio a las personas, a diferencia de las ciencias naturales y experimentales, ocupadas en el estudio de las cosas. De este modo, entendemos la ética como una disciplina teórico-práctica que estudia los comportamientos libres de las personas, explicando metódicamente, con razones y a la luz de principios universales, por qué una acción es buena o mala, correcta o incorrecta, convirtiéndose así en materia de estudio, docencia e investigación, como una auténtica ciencia de la excelencia humana.
Cuando nos referimos a la ética médica podemos hacerlo con este doble significado: como dimensión humana esencial que el médico aplica a su práctica profesional a partir de un conocimiento ético espontáneo, o como ciencia moral racional que analiza metódica y críticamente los comportamientos y decisiones de la práctica médica. Este capítulo se centrará en este segundo sentido, con la clara intención de que influya en el primero; sin embargo, conviene recordar aquí que para actuar éticamente no es imprescindible saber ética filosófica, del mismo modo que ser un experto en esta disciplina no garantiza una conducta honesta. Entre el pensamiento y la acción hay un puente que se cruza con la voluntad.


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